lunes, 25 de junio de 2007

no a los

¿Only Reenvíos?

¿Por qué sólo nos dedicamos a enviar a nuestros conocidos (amigos y parientes) Forwards (Reenvíos) y dejamos de lado las redacciones?. Obviamente que éstos son más rápidos que las cartas que escribimos y uno no pierde tiempo tratando de inventar algo nuevo o que salga de la creatividad o ingenio de ese momento.

Las redacciones o cartas que escribimos a nuestros conocidos, en promedio, no pasan más de 3 párrafos continuos. La mayoría aduce que es la pérdida de tiempo tener que estar escribiendo, otros dicen que la flojera y los menos que no tienen nada importante que contar.

El e-mail significa correo, en el que se creó para comunicar algo, conocer noticias de otras personas, imaginado que es un correo postal que ha sido actualizado por la tecnología y se ha convertido en un acceso para cualquiera y a una velocidad impresionante.

Es cierto que muchos de ellos son graciosos o contienen mensajes motivadores, pero esto no es lo único que se puede enviar por Internet. Últimamente han aparecido más spams o correos basura de creación casera, algunos muy buenos pero otros deficientes y con mucho más ganas de ponerlos en Internet que de demostrar calidad.

No dejemos que los spam inunden nuestras bandejas de entradas, envía también cartas o redacta comentarios.

sábado, 16 de junio de 2007

No a la Violencia de la Mujer en Contra

No a la Violencia de la Mujer en Contra
Introducción

Se habla mucho del maltrato de la mujer por parte del hombre en las diferentes sociedades del mundo, en esta ocasión tocaremos un punto que podría denominarse controversial y que podría abrir debate sobre el papel de la mujer en la sociedad, como es la respuesta de ésta con actos violentos nada racionales en pleno siglo XXI, Todo esto cuando la mujer se siente que está “en contra” de opiniones opuestas de algo.


Violencia

Percibimos la palabra violencia, de 3 a 5 veces al día en los medios masivos de comunicación, en todas sus extensiones como agresiones dentro y fuera de un campo de fútbol, maltrato infantil, violencia intrafamiliar, reyertas de ebrios, discusiones acaloradas de matrimonios, insultos entre parejas, etc. es decir este término se encuentra implantado en nuestra sociedad, nuestro modo de convivir con los demás, en cualquier región del globo terráqueo.

El diccionario de la Real Academia de la lengua española define el término violencia como “la acción y efecto de violentar o violentarse” o más propiamente podríamos decir que es una

Fisiológicamente se producen reacciones en nuestro organismo ante una noticia, pensamientos, audiciones o cualquier efecto captado por nuestros sentidos que es procesado por nuestra psiquis como negativo y que pueden llevar al resultado de ejercer una acto violento. Algunos de estos fenómenos físicos se presentan cuando empieza el proceso de carencia de oxígeno, es decir en el momento en que se toma una bocanada de aire y luego se mantiene este volumen en las vías nasales deteniendo por unos segundos la entrada de oxígeno hacia los pulmones, lo que deriva en una fuerte arritmia cardiaca (palpitaciones cada vez más aceleradas del corazón). Si el aire aún se mantiene en el área nasal por espacio de varios segundos la acumulación de glóbulos rojos se presentan en el rostro, o sea “la sangre se sube a la cabeza” y todo dependerá de la reacción inmediata del individuo afectado si exhalará el aire tomando nuevamente aire para tratar de nivelar las cantidades normales de oxígeno en las vías respiratorias (y a su vez en la sangre), o por el contrario deriva en una serie de actos violentos como gritos, patadas, golpes, etc.

Por su parte, desde el punto de vista psicológico, la violencia, es una respuesta a una “sublimación negativa”, es decir una canalización de emociones fuertes incontrolables hacia hechos que pueden ser catalogados como violentos, ya antes descritos.

Pero, no es necesario ser un analista social o psicólogo o haber obtener algún título académico en alguna especialidad derivada de las ciencias humanísticas para caer en cuenta que estamos viviendo en el núcleo de una sociedad machista, en la que la superioridad de la fuerza ante el raciocinio profesa costumbres de idolatrar a las bebidas alcohólicas, rendir culto al físico femenino, definir el resultado de una discusión en situaciones pugilísticas, indiferenciar el olor que emana del esfuerzo corporal, actuar en rebeldía ante los buenos modales, etc. relegando a un segundo plano al sexo opuesto.

Fuerza

El sexo débil, la mujer, en las últimas décadas (apoyada por la liberación femenina) ha tratado de sobresalir en la mayoría de las actividades consideradas exclusivamente viriles tales como la dirección de empresas, alistamiento en la milicia, deportes extremos y de fuerza, conducción de transporte público, etc. es decir ha ganado un buen porcentaje de la torta de actividades que la sociedad declaraba como “de hombres”.

La diferencia que aún separa a ambos sexos, además de su componente anatómico, es la fuerza. Es evidente que este carácter secundario del desarrollo del ser humano es el que determina la supremacía en la naturaleza y supervivencia en ella (selección natural según Charles D. Darwin). Es por este sentido que la fuerza masculina se desarrolla en mayor proporción que su sexo opuesto, mayor concentración de testosterona.

Como dato, en la física la fuerza está medida, según el Sistema Internacional de unidades, en newtons: 1 newton (N) es la fuerza que proporciona a un objeto de 1 kg. de masa una aceleración de 1 m/s2. [1]

Imagen de la Mujer

Usualmente se asocia a la mujer con una imagen frágil y delicada capaz de enternecer con una mirada al hombre más inquebrantable. Durante su juventud desborda belleza y sensualismo, timidez, curiosidad por temas relacionados con el sexo masculino, experimenta gusto por las fiestas, bailes, discotecas, música, etc. Durante su edad adulta en el rol de madre se sitúa más dentro del hogar por las responsabilidades en el cuidado y crianza de sus descendientes, dibuja en la mente una idea de amor maternal desbordada. Entrando a su 3ª edad es visualizada como la ternura de un ser humano que ya ha cumplido todas sus labores.

Es por esta misma fragilidad, ternura, etc. que la imagen de la mujer no debe ser manchado con desaires, improperios, etc. así lo afirman tácitamente las ligas, asociaciones y fundaciones en defensa de la mujer. Pero ¿Qué hay sobre no manchar esta imagen por sí misma? Es decir, qué sucede cuando son las mismas mujeres quienes van en contra de su propia imagen de fragilidad y doncellas desprotegidas, incapaces de generar una reacción negativa hacia otros. Es aquí justamente donde nos adentraremos en el meollo del título.

¿Cuál es la reacción de una mujer cuando ésta se siente agraviada por alguna persona? Su respuesta podría ser muy versátil ¿se sienta a dialogar? ¿debate con respeto ante situaciones contrarias? ¿es capaz de mantenerse en completo silencio mientras la otra persona argumenta su versión de los hechos? ¿replantea sus acciones y decide que lo mejor es tocar el tema en otro momento cuando las cosas se calmen? ¿trata de persuadir a la otra persona con argumentos racionales? ¿trata de ver desde otro punto de vista su opinión? ¿cree capaz de entender que podría estar equivocada?

Es cierto que el hombre no es indiferente a esto, ya que es también un ser humano con las mismas emociones, no así con los mismos grados y picos de efusividad.

Ahora bien, cuando una pareja (varón y mujer) se encuentra en plena discusión de un tema X, y la tensión va subiendo, el ambiente se torna en ocasiones insostenible, donde la competencia de quién es capaz de hacerse escuchar e imponer su voz sobre el otro se convierte en una guerra despiadada. Entonces es cuando, por lo general, la mujer toma impulso y pega una cachetada. Este hecho está aceptado por la sociedad, pero ¿por qué? Simplemente es así. ¿Por qué la mujer tiene la potestad de poder ejercer la violencia física en contra de un hombre y éste no responder de la misma manera? Quizás la respuesta más obvia sería “porque el hombre tiene más fuerza que la mujer”, esto es correcto, pero la pregunta no pasa por allí sino que replantea la doble moral de la sociedad.

El acto de dar una bofetada, cachetada, manazo, tortazo, etc. a un varón, es un acto propio de violencia. Es la último eslabón en la canalización negativa de su ira. La mujer tiene los mismos elementos para defenderse al igual que el hombre, háblese de vocabulario, facilidad de palabra, expresión de pensamientos, ademanes, posturas, etc. sin embargo contesta con uno o más golpes, sin mencionar que “se le permite” jalar o tironear de los cabellos de otros, al igual que “se acepta” que pueda arañar la cara del contrario. Todos y cada uno de estos actos son considerados como agresiones físicas.

Si estamos en la era de la “equidad de género”, es decir que tanto hombre como mujeres no se sientan superiores o inferiores los unos a los otros. Entonces aquí existe una condición de superioridad en el sentido de que la mujer puede gozar de ciertos beneficios como acertar golpes sin que el hombre pueda reaccionar en la misma magnitud que ella, apoyada por las costumbres sociales y resoluciones de organizaciones mundiales. O al sexo femenino se le remueve el “derecho” de poder realizar actos violentos o al sexo masculino se lo otorga la viabilidad vetada de poder “tocar” a una mujer. Obviamente que esta segunda opción es retrógrada si deseamos mudar a una sociedad civilizada.

Particularmente, no soy partidario de la violencia en ningún sentido, verbal, psicológica ni física, por ende no existe desventaja para el hombre ni ventaja para la mujer, sino que es simplemente una “aceptación” de la sociedad para que ésta pueda “defenderse”, pero cuando no hay violencia física por parte del hombre ¿defenderse de qué? Psicológicamente, como dijimos líneas más arriba es una sublimación negativa quizás producida por un mecanismo de autodefensa ante la impotencia de poder defender con argumentos mentales o verbales algo, que se plantea en ese plano.

El hecho de agredir significa demostrar la superioridad sin importar lo que cueste, tomando el principio nazi de que el fin justifica los medios. Sin importar si se tiene la posibilidad de retractarse posterior al hecho.

Conclusiones

Creo en una sociedad utópica de pacifismo, es cierto que ésta no existe ni en los países del G8 pero a través de nuestras actitudes y comportamientos podríamos, si deseáramos, tratar de tener una vida más sosegada y tranquila.

No estamos exentos de sentir ira (pecado capital) por diversos factores que estamos en contra según nuestra personalidad, carácter y nuestra percepción de la vida que se ajusta a nuestros gustos, simplemente está en el hecho de poder dominarla y razonar antes de cometer un acto violento, tanto para los varones como las damas.

Tampoco estamos libres de discutir por faltas graves o puntos de vista totalmente diferentes. No podemos esperar que las demás personas cambien su forma de comportarse frente a la vida, sino que está en nosotros mismos poder realizar un auto-análisis y encontrar los puntos negativos (defectos) que no deseamos mostrar a los demás o que nos avergüenzan cuando salen a relucir. Está en nosotros mismos trabajarlos para poder no cambiarlos sino transformarlos en otros que puedan mejorar aún más nuestros puntos positivos (virtudes).

Mujeres de hoy, calmen sus egos y no ofrezcan un espectáculo rebajándose, involucionando a la escala animal. Recuerden que un ejemplo dice más de mil palabras.


“No hagas a otros lo que no te gustaría que te hiciesen a ti”


[1] Fuerza, en Enciclopedia Microsoft En Carta 98