La noche del sábado 26/09/09 fui de visita a la tradicional Feria Exposición (Fexpo) de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), donde disfruté de las atracciones, novedades, tecnología, ganado, gente, etc.
Cada año esta Feria mundial atrae cientos de miles de visitantes donde las empresas expositoras tratan de ofertar lo mejor de sus productos y/o servicios al potencial consumidor intermediario o final, en la que pueda obtener ganancias en primera instancia o para hacer conocer su imagen, así como información de las empresas y como pueden ser beneficiados el público en general.
Los stand más “cotizados” eran los de USA, de las cooperativas de servicios públicos de la ciudad y otras de compañías de telefonía móvil, en las que se debía hacer colas para esperar su turno para entrenar, lo que se me hizo muy tedioso y noté que era demasiado tiempo perdido que me comería en la fila, pudiendo ingresar a otro pabellón y/o stand.
La máxima atracción llegan a ser las famosas azafatas, de renombre nacional, algunas con trayectoria de pasarella internacional. Lo irónico es que las empresas expositoras tienen el concepto de que una famosa modelo puede atraer la atención de un consumidor potencial y de pronto se verá involucrado con los productos y/o servicios que ofrece una determinada firma. Sin embargo, noto que las modelos solo atraen la vista de un segmento del mercado, varones, sin que estas aporten en gran medida el incremento de sus ventas en el mismo punto de venta dentro de la Fexpo. Éstas están más distraídas con el paso de la gente, si llegan a ver a un conocido, tomarse fotos, repartir folletería, tarea que podrían realizar los mismos ejecutivos de ventas de cada empresa. Sin embargo, la tradición social dice que se debe contratar modelos femeninas atractivas, a las que se les paga muy bien por diez (10) días de “trabajo”, para que puedan tener rédito posteriormente acabada la Fexpo.
Luego de andar por las calles del predio del campo ferial pude dar cuenta que cada año es menos las personas que van acompañando a su familia y son más jóvenes que asisten con sus parejas o grupo de amigos/as. Dos décadas atrás cuando empezó el “boom” de la fexpo la atracción eran los regalos que ofrecían los expositores al público como recuerdos (souvenir) como una especie de enganche para captar clientes.
Cada año esta Feria mundial atrae cientos de miles de visitantes donde las empresas expositoras tratan de ofertar lo mejor de sus productos y/o servicios al potencial consumidor intermediario o final, en la que pueda obtener ganancias en primera instancia o para hacer conocer su imagen, así como información de las empresas y como pueden ser beneficiados el público en general.
Los stand más “cotizados” eran los de USA, de las cooperativas de servicios públicos de la ciudad y otras de compañías de telefonía móvil, en las que se debía hacer colas para esperar su turno para entrenar, lo que se me hizo muy tedioso y noté que era demasiado tiempo perdido que me comería en la fila, pudiendo ingresar a otro pabellón y/o stand.
La máxima atracción llegan a ser las famosas azafatas, de renombre nacional, algunas con trayectoria de pasarella internacional. Lo irónico es que las empresas expositoras tienen el concepto de que una famosa modelo puede atraer la atención de un consumidor potencial y de pronto se verá involucrado con los productos y/o servicios que ofrece una determinada firma. Sin embargo, noto que las modelos solo atraen la vista de un segmento del mercado, varones, sin que estas aporten en gran medida el incremento de sus ventas en el mismo punto de venta dentro de la Fexpo. Éstas están más distraídas con el paso de la gente, si llegan a ver a un conocido, tomarse fotos, repartir folletería, tarea que podrían realizar los mismos ejecutivos de ventas de cada empresa. Sin embargo, la tradición social dice que se debe contratar modelos femeninas atractivas, a las que se les paga muy bien por diez (10) días de “trabajo”, para que puedan tener rédito posteriormente acabada la Fexpo.
Luego de andar por las calles del predio del campo ferial pude dar cuenta que cada año es menos las personas que van acompañando a su familia y son más jóvenes que asisten con sus parejas o grupo de amigos/as. Dos décadas atrás cuando empezó el “boom” de la fexpo la atracción eran los regalos que ofrecían los expositores al público como recuerdos (souvenir) como una especie de enganche para captar clientes.
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