El día de ayer sostuve un almuerzo-coloquial con mi progenitor, y variadas sensaciones extrañas se apoderaron de mi persona. El hecho de no ver al jefe durante muchos días, por diversos factores, hacen que la alegría previa a verlo se haga mayor y los deseos de estar en compañía de alguien con la suficiente experiencia otorgada a la vida y los sentimientos paternales hacia su familia otrora otros tiempos.
La angustia de escucharlo y contagiarme con su estado de ánimo alicaído, aletargado, fatigado y sobretodo adolorido, más allá de las heridas emocionales que lo ha ido consumiendo al pasar los años, el producido físicamente por una caída que le ha costado la fractura de dos costillas.
Me veo en la mayoría de las veces impedido de realizar ciertos comentarios, que no vienen al caso en estos momentos expresar, y me cohibo al intentar dar muestras de sobre-afecto ya que sé que luego dejaré de hacerlo por cuestiones aún no clausuradas como las fisuras en su sistema óseo. En algún momento tendré que pasar esa línea y atreverme a entregar las emociones vinculadas a la generación hereditaria biológica, como lo fueron en sus momentos, buenos o malos pero lo fueron.
Ayer sólo decidí salir de la rutina y hacer compañía para degustar los alimentos en triste soledad conjunta. Ojeras pronunciadas, paso lento al andar como característica principal parten el alma a cualquier individuo equilibradamente humano; por ello debo agradecer (como siempre) por tenerlo con nosotros un día más…
La angustia de escucharlo y contagiarme con su estado de ánimo alicaído, aletargado, fatigado y sobretodo adolorido, más allá de las heridas emocionales que lo ha ido consumiendo al pasar los años, el producido físicamente por una caída que le ha costado la fractura de dos costillas.
Me veo en la mayoría de las veces impedido de realizar ciertos comentarios, que no vienen al caso en estos momentos expresar, y me cohibo al intentar dar muestras de sobre-afecto ya que sé que luego dejaré de hacerlo por cuestiones aún no clausuradas como las fisuras en su sistema óseo. En algún momento tendré que pasar esa línea y atreverme a entregar las emociones vinculadas a la generación hereditaria biológica, como lo fueron en sus momentos, buenos o malos pero lo fueron.
Ayer sólo decidí salir de la rutina y hacer compañía para degustar los alimentos en triste soledad conjunta. Ojeras pronunciadas, paso lento al andar como característica principal parten el alma a cualquier individuo equilibradamente humano; por ello debo agradecer (como siempre) por tenerlo con nosotros un día más…
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